lunes, 28 de noviembre de 2011

Vasily Alekseiev, el hombre más fuerte del mundo



Vasili Alexeiev, el hombre más fuerte del mundo. Una leyenda absoluta, considerado el mejor deportista de la historia de la Unión Soviética y el mejor del mundo del siglo XX. En su muerte a los 69 años es obligado recordar que acumuló 21 medallas de oro entre Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos y sumó 80 récords del mundo. Halterofilia, por supuesto. Pesos superpesados.

Su primera plusmarca universal la consiguió el 24 de enero de 1970, en Velikie Luki (Rusia) cuando tiró 210,5 kilos en Fuerza. Los jóvenes se sorprenderán. ¿Fuerza? Sí, antes la halterofilia no tenía dos movimientos (Arrancada y Dos Tiempos), sino tres. El movimiento de Fuerza, que consistía en una primera acción idéntica a la del Dos Tiempos, es decir, desde el suelo hasta el pecho. Pero su segunda acción debía realizarse sin emplear las piernas, simplemente con la fuerza de los riñones y los brazos. De ahí su nombre: Fuerza. Una tortura para la espalda, por lo que fue abolida a finales de 1972.

En Fuerza, el poderoso Alekseiev siempre fue el líder y, lógicamente, el récord mundial quedó para siempre en su poder: 236,5 kilos, levantados el 15 de abril de 1972 en Tallin (Estonia), registro que perdurará por los siglos de los siglos.

Su peor movimiento siempre fue la Arrancada porque la agilidad jamás fue una virtud, no en vano alcanzó un peso corporal cercano a los 162 kilos por 1,86 de estatura, y su enorme estómago le impedía levantar la barra en vertical. Así que la Arrancada siempre se le atragantó, aunque consiguió batir el récord mundial en cuatro ocasiones hasta alcanzar los 190 kilos, plusmarca que pronto fue superada por el búlgaro Christo Platchkov (200 kg). Por el contrario, en Dos Tiempos fue un coloso: en 1970 tiró 221,5 kilos y siete años más tarde (31 de octubre de 1977, 60º aniversario de la Revolución de Octubre) remontó 256 kilos, una monstruosidad que perduró en el tiempo, el último récord mundial que consiguió. Baste recordar que la plusmarca actual, en poder del mítico iraní Reza Zadeh asciende a 263,5 kilos, logrados en Atenas’04, sólo siete kilos de mejora en 27 años. Los totales de Alekseiev son otra muestra de poderío: 445 en el Total de 2 movimientos, 645 en el Total de 3 movimientos, otra marca inmortal.

Acumuló 80 plusmarcas universales: 17 en fuerza, 4 en Arrancada, 32 en Dos Tiempos, 9 en el Total de 2 movimientos y 18 en el Total de 3 movimientos. Fue el primer hombre en levantar 600 kilos en la suma de los tres movimientos: el 18 de marzo de 1970, tenía 28 años recién cumplidos. Ganó el oro en los JJOO de Munich’72 con un total de 640 kilos: 235 en Fuerza, 175 en Arrancada y 230 en Dos Tiempos, algo inaudito dado que levantó más sin la ayuda de las piernas (Fuerza) que con ella (Dos Tiempos), lo que habla de una potencia hercúlea entre pecho y espalda. Pocos meses antes, el 15 de abril, había alcanzado los 645 con parciales de 235, 172,5 y 237,5. Tras el año 72 desapareció el movimiento de Fuerza y la halterofilia quedó reducida a Arrancada más Dos Tiempos. Para Alekseiev, el golpe no supuso ninguna merma en su dominio aunque redujo su jerarquía.

Pocos meses antes de los Juegos Olímpicos de Montreal’76, sus rivales le amenazaron. El 14 de abril de 1976, el alemán oriental Gerd Bonk se proclamó campeón europeo en ausencia de Alekseiev y registró dos récords mundiales. En Dos Tiempos tiró 252,5 kilos, cinco más que la plusmarca que poseía el campeón soviético. Sumados a los 180 que levantó en Arrancada, Bonk consiguió un total de 432,5 kilos, récord mundial igualado. Pero no igualado con Alekseiev, sino con el búlgaro Christo Platchkov, que lo había conseguido el año anterior. En este Europeo, Platchkov fue segundo con 430 (195+230). Semanas más tarde, Alekseiev recuperaría la plsumarca con 435 kilos, pero apenas pasaron unas semanas y Platchkov lo elevó a 442,5, un registro que parecía imbatible. Y así llegaron los Juegos de Montreal.

Y justamente diez días antes, se supo que Platchkov sería baja por temor a dar positivo por anabolizantes en un control antidoping. Alekseiev se presentó en la Arena Saint-Michel de Montreal pesando 156 kilos y el periodista Eric Lahmy escribió la siguiente crónica de su triunfo para el diario L’Equipe:

“Alexeiev es una torre inexpugnable. Posee una resolución tranquila, que se percibe en sus ojos oscuros de gitano, y la determinación de un hombre al que nada ni nadie puede abatir. Un solo ensayo en Dos Tiempos, 230 kilos, le asegura la victoria. Tras ello puede mostrar que se ha preparado a la perfección. Que ni siquiera el fantasma de Platchkov podrá nunca oscurecer los focos para reclamar una ilusoria victoria. De este modo, ataca sin transición el récord del mundo: una barra cargada con 255 kilos. Sube a la tarima y levanta esos 255 kilos bajo los aplausos de un público entusiasmado por el espectáculo de un campeón como jamás se ha conocido en este deporte. Durante un minuto completo, Alexeiev recibe los aplausos de este templo de la halterofilia. Después, el Sansón de los tiempos modernos desaparece por los pasillos marcando un paso ágil”.

Doblete olímpico, apoteosis de la fuerza, récord mundial en Dos Tiempos con esos tremendos 255 kilos, que unidos a los 185 de la Arrancada arrojan un total de 440, su mejor prestación, pero sin poder quitarle el récord a Platchkov. No hay nadie en la historia de la halterofilia con el poderío de Alekseiev, que un año más tarde recuperará la plusmarca general con 445 kilos, sólo dos meses antes de su última gran hazaña: los mencionados 256 kilos en Dos Tiempos.

Pasarán tres años hasta los Juegos de Moscú, donde el gran ídolo intenta su tercer oro. Han sido tres años duros en los que la competencia se ha extremado. En el Mundial de 1978 (Gettysburg) se lesiona al arrancar 185 kilos. Desde entonces, su preparación no será la misma. Su compatriota Sultan Rakhmanov ha crecido una enormidad, levantando 200,5 kilos en Arrancada. Es un rival formidable, como también el alemán oriental Jurgen Heuser, campeón mundial en el 78. Alekseiev se presenta en el Izmailovo Weightlifting Hall de Moscú con un mal precedente: en la Spartakiada previa sólo ha conseguido un total de 375 kilos, un pobre registro.


Se lo juega todo en el primer movimiento, la Arrancada, su punto débil. Pide 180 kilos y una tras otra, hasta tres veces, se ve incapaz de levantar la barra por encima de su cabeza. Tres nulos, fin de trayecto. Rakhmanov imperial conquistará el oro con 440 kilos igualando el récord olímpico de Alekseiev en Montreal. Heusen será plata, muy lejos, con 410 kilos. Un año más tarde, Alekseiev perderá todos sus récords a manos de dos jóvenes compatriotas: Vladimir Marchuk tirará 257,5 kilos en Dos Tiempos; Anatoly Pisarenko, el nuevo rey, conseguirá 457,5 en el total.

La leyenda rodeará para siempre a Vasily Alekseiev, ingeniero de minas, conquistador del doblete olímpico con 30 y 34 años respectivamente. De él, algunas fuentes dirán que comía a diario 150 gramos de caviar, dos kilos de carne, 200 gramos de queso blanco, 150 de mantequilla, dos kilos de fruta y dos litros de yogurt. Otras fuentes exagerarán algo más: una tortilla de 36 huevos para desayunar, cinco solomillos a mediodía y una pierna de cordero con hortalizas y 20 pintas de cerveza para cenar. Nunca sabremos realmente lo que comía, pero sí nos quedará la certeza de lo que levantaba.

Mejores marcas de Alekseiev >  190 en Arrancada; 236,5 en Fuerza; 256 en Dos Tiempos; 645 en el Total 3 movimientos; 445 en Total 2 movimientos.

martes, 15 de noviembre de 2011

Brillante quinta plaza de Lidia Valentín

No conozco suficiente el nivel de la halterofilia española como para emitir un juicio de valor sobre la actuación general en el reciente Mundial concluido en Disneyland París, pero destaca poderosamente el quinto puesto conseguido por Lidia Valentín en la categoría de 75 kilos. La levantadora leonesa es el valor más destacado en este deporte desde hace cinco años, habiendo recogido el testigo de la magnífica Estefanía Juan. El quinto puesto de Valentín iguala el logro que consiguió la haltera en los JJOO de Pekín’08 y la reafirman como un valor firme en este deporte.

En el Mundial, Lidia ha levantado un total de 258 kilos (120 en Arrancada y 138 en Dos Tiempos), a siete de la medalla de bronce que ha logrado la norcoreana Kim (265), un total que estaba a su alcance, no en vano el pasado mes de abril consiguió el bronce en el Europeo de Kazan con 264 (122 + 142), que es su actual récord de España. Hace tres años, en Pekín, Lidia fue quinta con 250 (115+135). La especialidad tiene una dominadora incontestable, la rusa Nadezda Evstyukhina, campeona con 293 kilos (130+163, récord mundial de Dos Tiempos), que superó en seis kilos a la kazaja Podobedova (287). Recordemos que la rusa fue bronce en Pekín’08 con sólo 20 años, cuando levantó precisamente 264 kilos, y desde entonces su progresión ha sido excepcional, teniendo ya a tiro la plusmarca mundial de Podobedova (295).

A Lidia Valentín le faltó un único kilo para hacerse con el bronce en Arrancada. Tiró 112 en su primer intento y 117 en el segundo, pasando a 120 en el tercero, que levantó. Pero la medalla de la especialidad recayó en la bielorrusa Iryna Kulesha, con 121 (tras 115 y 119). Con menor peso corporal (74,34 contra 74,52) que su rival, Valentín habría sido tercera de haber optado, y tirado, 121, pero con 120, a sólo dos de su récord nacional, concluyó cuarta. En Dos Tiempos, su prestación fue algo inferior con 138 kilos, quedando a cuatro kilos de su plusmarca española (142) contra la que se estrelló en el tercer intento (tras 133 y 138). Recordemos que Lidia Valentín ha sido tres veces medalla de bronce absoluta en Europeos (2007, 2009, 2011) y subcampeona en 2008, acumulando también subcampeonatos en Arrancada (2007, 2008).

España no presentó participante en las categorías de 53, 58 y más de 75 kilos. En la de 69, Sheila Ramos concluyó vigesimoprimera, con 214 kilos (97+117), a 3,5 kilos del récord español de Tatiana Fernández, que data de 2005. En su tercer intento del Dos Tiempos, Sheila falló en los 120 kilos, que habrían supuesto un nuevo hito en la categoría. 

A simple vista, la competidora española peor clasificada ha sido Irene Martínez (26ª) en la categoría de 63 kilos, pero sus 18 años son una gran promesa de futuros éxitos. En realidad, su rendimiento está siendo espectacular. Lleva un año en el centro de alto rendimiento de Madrid y ya ha participado en el reciente Mundial junior, siendo decimocuarta con 167 kilos (77+90), total que ha superado por mucho en este Mundial absoluto, donde ha tirado 180 (85+95).

Por último, la gran Estefanía Juan, ya con 30 años, ha concluido undécima en 48 kilos con un total de 163 (73+90), aunque lejos de las plusmarcas que obtuviera en su momento de apogeo, cuando se proclamó campeona europea absoluta en 2006 y 2007, éste último con 189 (85+104), actuales plusmarcas. Estefanía ha sido un gigante de este deporte, acumulando 19 títulos de España, el Europeo Sub-16 y tres absolutos (ya lo fue en 1997). Hace pocos meses, incluso consiguió ser quinta en el Europeo de Kazan con 169 kilos (76+93).

La participación masculina ha resultado algo menos relevante. En 56 kilos, Francisco Guirado ha sido vigésimo con 242 kilos (109+133) y Josué Brachi 22º, con 237 (107+130). En la de 62, Acorán Hernández ha concluido 28º con 258 (118+140), tres kilos más que Iván García, trigésimo, con 255 (115+140). No hubo participación en las categorías de 69, 85, 105 y más de 105 kilos. En la de 77, Andrés Mata fue vigesimocuarto con 315 kilos (140+175), en tanto en la de 94, el olímpico José Juan Navarro concluyó decimonoveno con 362 (162+200), bastante lejos de los 383 (173+210), actual récord, que le otorgaron la décima plaza en Pekín’08.

Para cerrar el balance de este Mundial de París, he encontrado las imágenes de la proeza frustrada de Maiya Maneza. Si has leído su historia, puedes verla completa entre los minutos 43’09” y 47’30” del siguiente vídeo:

domingo, 13 de noviembre de 2011

El hércules iraní


El jovencito iraní Behdad Salimikordasiabi ha batido el récord mundial de Arrancada en el último día de los Mundiales de Halterofilia que se han disputado en Dysneland París. El nuevo récord asciende a 214 kilos, uno más que el anterior, en poder de su compatriota, y ahora segundo entrenador, Reza Zadeh, que tiró 213 kilos hace ocho años. Con sólo 22 años y un peso corporal de 168,22 kilos, Salimi es la gran promesa de la halterofilia mundial para esta década en la categoría de pesos máximos. Campeón mundial 2010 en Antalya con 453 kilos en el total (208 en Arrancada y 245 en Dos Tiempos), en París ha mejorado esos registros sin dificultad, en un concurso brillante y emotivo, aderezado por sus constantes gritos y rezos.

De hecho, en ambos movimientos, su primera tirada ha sido superior a la mejor del subcampeón. En Arrancada, ha empezado en 201, seguido con 209 y terminado en 214, plusmarca universal. Tras él, el ucranio Shymechko ha cerrado en 200 exactos. La superioridad de Salimi ha sido mucho más apabullante que en Dos Tiempos, donde ha firmado 250 kilos en su segundo intento, tras levantar 241 en el primero y fallar en los 260 sin ninguna opción. En el segundo puesto, su compatriota Anourhiravani ha cerrado en 241, conquistando la plata por menor peso corporal (149 contra 157) ante el coreano Jeon. En el total, Salimi ha sumado 464 kilos, extraordinarios, a sólo ocho del récord mundial de Zadeh (472 desde Sidney’00), muy por encima de los 439 de Anoushiravani y los 433 de Jeon.

Quien no ha ejecutado nunca una Arrancada no puede imaginar lo que significa. Se reúnen en dicho movimiento algunas de las más poderosas características del deporte de alta competición: precisión técnica, explosividad física, ambición, coraje, superación mental, resistencia al dolor, persistencia y tenacidad, concentración emocional y superación más allá de los límites. Arrancar esa montaña de hierro que rodea la barra es una tarea descomunal y desalentadora, pues uno tiene la sensación de intentar arrancar una secuoia con raíces. Es una tarea hercúlea, fría como el metal, que agota el cuerpo y nubla la mente. Basta ver a los halterófilos descender de la tarima resoplando agotados, con el corazón disparado a más de 180 pulsaciones, la adrelanina en el límite y los músculos sin alimento.

La Arrancada es una especialidad demoledora en la que te sientes incapaz de levantar una montaña de hierro por encima de tu cabeza con un movimiento único y explosivo. Agarras la barra en una posición forzada, con las manos lo más alejadas posible entre sí y las piernas flexionadas al máximo y tratas de levantar ese monstruo de una sola vez, sin que sea posible flexionar los brazos en ningún momento. Hércules en estado puro.



PD: La china Lulu Zhou ha batido el récord mundial en el Total de la categoría de pesos máximos, con 328 kilos, dos más que la plusmarca de la coreana Jang (326) desde los JJOO de Pekín’08. Zhou ha conseguido 146 kilos en Arrancada (igualando el récord mundial) y 182 en Dos Tiempos. En la especialidad de Arrancada, la rusa Tatiana Kashirina ha tirado 147 kilos, mejorando en uno su propio récord mundial establecido el pasado mes de abril en Kazan.

- Foto: Rob Macklem


miércoles, 9 de noviembre de 2011

La proeza frustrada de Maiya Maneza

Conocemos grandes prodigios deportivos, pero ayer asistí a un momento que me impactó y que merece ser explicado. Sucedió en el Mundial de Halterofilia que se está disputando en Disneyland París y pareció un sueño, aunque terminó en pesadilla. La rusa Svetlana Tsarukaeva tenía prácticamente colgada al cuello la medalla de oro del Total en categoría 63 kilos. La distancia respecto de la que parecía subcampeona, la kazaja Maiya Maneza, gran dominadora de la especialidad hasta este año, era enorme, insalvable. La modalidad de Arrancada había provocado dicha diferencia.

En Arrancada, la rusa tiró 117 kilos, un registro tan extraordinario que supuso nuevo récord mundial de la especialidad. No un récord cualquiera, además, pues la anterior plusmarca databa de 2005, cuando la tailandesa Pawina Thongsuk logró 116 kilos en una especialidad con poco movimiento, ya que el récord anterior (logrado en Atenas’04) era de 115 kilos, de la bielorrusa Batsiushka. Con la nueva plusmarca en el bolsillo, Tsarukaeva (62,17 kilos de peso corporal) se las prometía muy felices pues había dejado bastante atrás a la china Xiaofang Ouyang (113) y aún más a kazaja Maneza (109), su mayor adversaria, decepcionante en este apartado. Ocho kilos en un solo movimiento es una ventaja enorme en halterofilia.

Así que acudieron al movimiento final, el Dos Tiempos. La china Ouyang no pudo levantar más de 133 kilos, la rusa Tsarukaeva se aseguró unos magníficos 138 kilos y la kazaja consiguió 139 en su segundo intento. En la suma de ambos movimientos, la rusa tenía 7 kilos de ventaja, lo que parecía inalcanzable para el tercer intento de Maneza. Entre otras razones porque el récord mundial de la especialidad, en poder de la kazaja, está en 143 kilos desde el Mundial del año pasado (Antalya). ¿Qué hizo Maneza en su tercer intento? Pedir lo imposible: 147 kilos, cuatro más que su plusmarca universal. ¿Por qué 147? Porque necesitaba recuperar no siete, sino ocho kilos ya que tenía un peso corporal (62,31 kgs) superior al de su rival. De haber colocado 146, habrían empatado en el total, pero la rusa sería medalla de oro.

Por tanto, Maneza pidió 8 kilos más que los 139 que había levantado en el segundo intento y, al mismo tiempo, cuatro kilos más que su récord universal. Maticemos un detalle: desde 2003, en que el récord mundial estaba en 138 kilos (Natalia Skakun), todas las mejoras posteriores lo han sido de kilo en kilo (Shimkova 139, Thongsuk 140, Shimkova 141, Thongsuk 142, Maneza 143). Estábamos, por tanto, ante un desafío histórico: cuatro kilos más que el récord vigente. Una apuesta sin riesgo (Maneza ya era subcampeona total y oro en Dos Tiempos), pero con el premio de una proeza sublime.

Concentración, consejos de los entrenadores, motivación máxima, silencio sepulcral… y un primer movimiento errado y falto de precisión. Nulo, final de la lucha. Maiya Maneza se retira cabizbaja del escenario, recibe los ánimos de su equipo y acude a felicitar a la campeona Tsarukaeva. De pronto, y ya ha transcurrido más de un minuto desde el fatal desenlace, algo ocurre. Llegan oficiales, hablan con los entrenadores, se organiza un gran jaleo y la kazaja se despoja del chándal, como preparándose para repetir el intento.

La televisión nos aclara lo ocurrido: los ayudantes de los jueces han colocado mal las halteras y, en lugar de 147 kilos sólo han cargado 146 y de modo asimétrico. A la derecha de la barra de 20 kilos han cargado 63,5 kilos, pero a la izquierda sólo 62,5. Falta un kilo, en el extremo izquierdo de la barra. Es decir, el intento no puede darse por efectuado y hay que repetirlo. Esta vez, por descontado, con el peso exacto de 147 kilos. Oportunidad inesperada, requiebro del deporte.

Aunque, pensándolo bien, si Maneza no ha podido con 146, ¿cómo conseguirá levantar 147? Imagino que eso es lo que esta chica de 26 años le pregunta a su entrenador, que le da golpecitos en los hombros, animándola, casi a gritos, reclamando un esfuerzo inédito, llamando a energías invisibles para dicho movimiento sobrehumano. Vuelve al escenario, silencio de nuevo, primer movimiento perfecto, barra en reposo clavicular, tensión máxima y los dos brazos arriba para levantar sobre la cabeza esa estratosférica masa de hierro. Torsión del cuerpo, pequeños pasitos, barra arriba, venas hinchadas, sí, no, Maneza resiste uno, dos tres segundos en la posición y estalla de júbilo. 

Y con ella, su equipo, que la levanta y estruja en una felicitación tan hercúlea como la obra que acaba de realizar, pulverizando cuanto había que romper. Pero en pleno éxtasis llega el bombazo. Los círculos de los tres jueces permanecen en rojo. Rojo mortal. Intento nulo. Proeza suspendida. Mazazo para la kazaja, lágrimas y desespero. Y la televisión, nuevamente, nos muestra la auténtica realidad: su brazo derecho no estaba perfectamente estirado en el segundo movimiento, con las halteras sobre su cabeza. Ese codo se flexiona una, dos y hasta tres veces, incapaz de soportar el peso, movimiento no permitido.

Así que en cinco minutos vivimos todos los escenarios posibles del deporte. La victoria segura de la rusa Tsarukaeva, el reto imposible de Maneza, su intento fallido y la decepción consiguiente, el error logístico, la esperanza por una nueva oportunidad, el intento prodigioso, la euforia exuberante, la proeza indescriptible, la sentencia cruda, la decepción inmensa. El deporte.

Fotos: Benoit Tessier (Reuters) / Hannah Johnston (Getty) / Eurosport