Érika Villaécija ha arañado el último billete olímpico que se atribuía en la final del Mundial de Aguas Abiertas que se disputa en Shanghai. Suena milagroso. Érika ha sido una brillante especialista de las distancias largas (800 y 1.500 metros) en piscina, pero su intento en aguas abiertas sonaba a apuesta arriesgadísima, casi a moneda al aire. Prácticamente sin experiencia en esa modalidad, ha logrado un excelente resultado en el lago de Jinshan: décimo puesto en la final, a 20 segundos de la campeona, la británica Keri-Anne Michelle Payne. La última plaza que daba acceso directo a Londres’12, una hazaña para alguien que es una debutante en la especialidad.
El proceso me recuerda al que han seguido muchos atletas de fondo corto. Por ejemplo, Martín Fiz, que de ser un correcto corredor de 3.000 metros obstáculos se convirtió en el mejor marathoniano mundial. Ahora mismo, Pablo Villalobos se ha transmutado de corredor de 5.000 metros en representante español en la Maratón del próximo Mundial de Daegu. Villaécija participará dentro de unos días en los 800 metros libre, su prueba favorita, (y probablemente también en los 1.500) pero el resultado en aguas abiertas de esta madrugada abre una vía de extraordinaria esperanza para la nadadora barcelonesa cara a la cita olímpica.
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MANAUDOU SIGUE MEJORANDO.- En su regreso a las piscinas, Laure Manaudou sigue progresando paso a paso. Tras mejorar su marca personal en los 50 metros libre y alcanzar un registro correcto en semifinales de los 200 libre, ha cerrado su participación en el mitin de Athens (Georgia, EEUU) con unos excelentes 200 espalda, recorridos en 2’10”20, un crono que le habría dado el título nacional este verano. Horas antes había conseguido 1’59”30 en la final de los 200 libre y 1’01”12 en los 100 espalda, cronos más que destacables. Tras dos años y medio de ausencia de las piscinas, la Manaudou apunta en serio a Londres’12.
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